NORMAS Y LÍMITES, QUÉ SON, PARA QUÉ SIRVEN Y CÓMO APLICARLOS
Las normas nos dan seguridad y nos hacen la vida más fácil…
¿Qué palabra te viene a la mente si te imaginas un mundo sin
normas, sin responsabilidades y sin límites?
Y para los niños… ¿qué son las normas? Pues, en mi opinión,
forman parte de los derechos fundamentales de la infancia y de las obligaciones
de los padres ya que la definición de derecho es: Conjunto de principios y normas
que por una parte otorgan derechos y por la otra, establecen o imponen
obligaciones. Conjunto de normas que regulan la conducta de los hombres, con el
objeto de establecer un ordenamiento justo de convivencia y relaciones humanas.
Los límites le dicen al niño: “hasta aquí se puede llegar, más
allá no”. Y por tanto generan seguridad y son imprescindibles para su
desarrollo y evolución
Veamos qué tipos de normas existen:
FUNDAMENTALES: Son de obligado cumplimiento e innegociables.
Si no son respetadas, la convivencia y la educación de nuestra
familia se ve dañada de forma importante.
Tienen que ver con la integridad física y moral de las
personas. Deben ser pocas claras y unívocas.
P.e.. Decir la verdad, no pegar.
IMPORTANTES: Se deben respetar en su mayoría pero permite
cierta flexibilidad.
Debe de ser un número limitado. Si no se cumple afecta a la convivencia familiar.
P.e.: Respetar los horarios.
ACCESORIAS: Pueden ser numerosas y podemos permitir cierta
flexibilidad y negociación en su cumplimiento. Tienen que ver con el orden y la organización
de la casa. No son esenciales para la convivencia, pero la mejoran si se
cumplen.
P.e.: recoger los juguetes al terminar.
Los ejemplos son orientativos, ya que cada familia tiene sus
propios valores y casuística
En general los tres tipos tienen una función preventiva:
- Ayudan a crear hábitos saludables.
- A través de ellas se asume que que hay un código de convivencia social y unos límites que nos regulan.
- Potencian la responsabilidad.
- Facilitan el autocontrol de nuestr@s hij@s permitiendo que se conviertan en adultos capaces de posponer sus impulsos y regulando sus deseos más inmediatos ya que, como sabemos, no siempre es posible hacer aquello que queremos. Todo este repercute en su grado de autonomía e independencia.
- Garantizan aprendizajes seguros y progresivos según el momento evolutivo.
- Reducen los conflictos interpersonales, mejorando la capacidad de adaptación al entorno y a las normas de la sociedad.
Normas hay muchas, pero… ¿se cumplen?
El “efecto gaseosa”: ponemos
demasiadas normas cuando estamos agitados o entramos en cólera, pero después se
desvanecen y esto es más contraproducente aún que si no hubiera ningún tipo de
norma. Veamos algunos ejemplos:
- “Si no haces caso vas a estar todo el verano sin pisar la piscina”.
- “Como vuelvas a dejar los juguetes desordenados no vas a jugar nunca más”.
- "Si no quieres acostarte a tu hora no te volveré a leer un cuento”.
- “Lávate los dientes o no volverás a probar los caramelos”.
¿En serio? ¿Estas van a ser las consecuencias de no cumplir
una norma? ¿Serás capaz de mantener a tu hijo alejado de piscinas, helados y juguetes de por vida?
Yo no me lo creo… y me parece que los niños y niñas tampoco, de ahí
que apenas tengan efecto. Muchas veces es mejor pararse a pensar las consecuencias y si las vamos a cumplir o no antes de dejarse llevar por la impulsividad y la amenaza.
Tratemos de evitar las palabras: TODO – NADA – NUNCA –
SIEMPRE. ¿Por qué? Raramente las frases que llevan estas palabras son ciertas y
se ajustan a la realidad.
Aquí te dejo algunas indicaciones sobre cómo elaborar una
buena norma y qué requisitos tiene que cumplir:
- Claras.
- Coherente.
- Qué se tiene que hacer.
- Cuándo hacerlo.
- Quién debe hacerlo.
- Cómo hacerlo.
- Negociadas en la medida de lo posible.
- Con consecuencias proporcionadas (positivas y negativas).
- Pocas y precisas.
- Consistentes y estables.
- Revisables.
Y no te olvides que somos modelos de valores y conducta para
nuestros hijos, el dicho “Haz lo que yo
diga pero no lo que yo haga” no nos sirve a la hora de poner normas
fundamentales.
Intenta poner normas de una manera divertida y negociada, se
pueden elaborar junto a ellos en cartulinas, acompañar de dibujos y situar en
un lugar visible de la casa.
“UN SISTEMA EDUCATIVO
QUE DICE: “DEJAR HACER” ES COMO UN REGLAMENTO DE TRÁFICO QUE DIJERA: “ARTICULO
PRIMERO Y ÚNICO; VAYA USTED POR DONDE QUIERA”.
José Antonio Marina,
filósofo y pedagogo.
Cuéntanos tu experiencia, ¿qué normas te han resultado más complicadas de instaurar? ¿Qué hiciste para consolidarlas?.
Nieves García
Psicóloga Parentalidad Positiva y Diversidad - ASPACE JAÉN
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