PARA UNA EDUCACIÓN LIBRE DE CASTIGO FÍSICO - SAVE THE CHILDREN

Crecer en un hogar sin violencia, cargado de amor y respeto es clave para la vida de los niños y las niñas. Les ayuda a crecer sanos y a convertirse en futuros ciudadanos adultos, responsables y comprometidos con la sociedad. El ejercicio de la parentalidad positiva se basa en los principios de atención, orientación, reconocimiento, potenciación y educación sin violencia. Ejercer la parentalidad positiva significa respetar los derechos de los niños y educarles sin recurrir al castigo físico.
Pero los padres y las madres necesitan apoyos para desarrollar las responsabilidades con sus hijos, para cuidarles con respeto, para darles todo el amor que necesitan y para crear las condiciones necesarias para el ejercicio de la parentalidad positiva. 
Imágen: La Voz de Galicia

10 CONSEJOS PARA UNA EDUCACIÓ
LIBRE DE CASTIGO FÍSICO:

Para que niñas y niños puedan desarrollarse de manera adecuada, es necesaria una parentalidad basada en el afecto y el cariño. Aquí tienes algunos consejos que se pueden aplicar en el día a día.

1. LOS NIÑOS Y LAS NIÑAS TIENEN DERECHO AL CUIDADO Y GUÍA APROPIADOS.
2. LA PARENTALIDAD POSITIVA SE BASA EN: CONOCER, PROTEGER Y DIALOGAR.
3. EL VÍNCULO AFECTIVO ES DETERMINANTE.
4. EL AFECTO DEBE DEMOSTRARSE ABIERTAMENTE PARA QUE LOS NIÑOS Y LAS NIÑAS SE SIENTAN QUERIDOS.
5. LAS NORMAS Y LÍMITES SON IMPORTANTES: LES DAN SEGURIDAD.
6. LOS NIÑOS Y LAS NIÑAS DEBEN PARTICIPAR EN EL PROCESO DE TOMAR DECISIONES Y SENTIRSE RESPONSABLES.
7. SE LES PUEDE SANCIONAR CUANDO SE PORTAN MAL, PERO NO DE CUALQUIER FORMA.
8. EL CACHETE, EL INSULTO, LA AMENAZA O LOS GRITOS NO SON EFICACES NI ADECUADOS PARA EDUCAR A LOS NIÑOS Y LAS NIÑAS.
9. LOS CONFLICTOS PUEDEN RESOLVERSE SIN VIOLENCIA.
10. PARA QUE LOS NIÑOS Y LAS NIÑAS ESTÉN BIEN, LOS PADRES TIENEN QUE ESTAR BIEN.


10 consejos para educar queriendo:

1. HAZLE CASO SIEMPRE: ATIENDE Y ENTIENDE SUS DEMANDAS.

El bienestar emocional y el correcto desarrollo del sistema nervioso del niño y de sus capacidades (lenguaje, memoria, atención) depende de la respuesta protectora del adulto. Si las necesidades del bebé no son atendidas rápidamente, experimenta ansiedad, tristeza y frustración, sentimientos de indefensión que afectan negativamente a su desarrollo. Conforme va creciendo, también necesita tu atención y que entiendas sus necesidades.

2. ÁRMATE DE PACIENCIA.

Cuando el niño o la niña tenga una rabieta, no quiera colaborar o se muestre esquivo, ármate de paciencia. Puede ser por un sinfín de motivos (miedo, sueño, frustración, inseguridad, querer conseguir algo que no le permites). Ayúdale a verbalizar lo que siente y trata de confortarle. Añadir más tensión a la situación con gritos o amenazas no servirá de nada.

3. PON NORMAS CLARAS, REALISTAS, Y CONSISTENTES. PERO NO CUANDO ESTÉS  ENFADADO/A O MUY CANSADA/O.

A partir de los 3 años puedes introducir normas. Asegúrate de que tienen un sentido claro, que les acompaña una explicación coherente y cuida que el lenguaje esté adaptado a la etapa de crecimiento del niño o la niña. Desde pequeño tiene que tener claro que hay límites, deberes y responsabilidades. Las normas se establecen sin amenazas, hablando e implicando al niño o la niña y previamente a que surjan los conflictos, no en mitad de una discusión. No deben ser percibidas como imposiciones o castigos, sino como acuerdos necesarios para la convivencia.

4. DÉJALE PARTICIPAR EN LAS DECISIONES. ESCUCHA SU OPINIÓN.

Permite que el niño o la niña a partir de los 5 años participe en el establecimiento de normas de convivencia familiar y también en las posibles sanciones. Sentirá que su opinión importa y desarrollará su sentido de la responsabilidad. Tu hijo o hija necesita saber qué se espera de él o ella y cuál es su papel en la familia.

5. DEMUESTRA ABIERTAMENTE QUE LE QUIERES CON ABRAZOS Y ATENCIÓN.

Cuidar el vínculo afectivo desde que es bebé y durante las distintas etapas de la relación con tu hijo o hija, te ayudará a superar más fácilmente los conflictos cuando surjan. Expresa siempre el cariño abiertamente (con palabras y gestos), dedica tiempo a escucharle desde que es pequeño: qué le preocupa, qué le hace feliz, sus miedos. No esperes a que tenga 14 años para hablar con él o ella ni para pedirle que confíe en ti, será demasiado tarde. Y ofrece amor incondicional y apoyo siempre, te guste o no cómo es o las cosas que piense o decida.

6. ASUME LOS CAMBIOS EVOLUTIVOS QUE SE PRODUCEN Y ADPTATE A ELLOS.

No te enfrentes a esa evolución, acompáñale en esa nueva etapa ofreciéndole lo mismo que en las anteriores: afecto, diálogo y normas de convivencia. Ofrécele información y conversa con él o ella honestamente de todos los temas que puedan interesarle o preocuparle y de los que te preocupan a ti.

7. PRACTICA LA ESCUCHA ACTIVA.

Presta atención a lo que quiere decirte y devuelve esta información para asegurarte de que lo has entendido. Trata de ponerte en su lugar y expresa cómo te sientes, para que él o ella también te entienda a ti.

8. LA VIOLENCIA O AGRESIVIDAD NO SIRVEN PARA NADA.

No utilices actitudes agresivas como insultos, amenazas, reproches. No le compares con otros niños. Las imposiciones de poder como “en mi casa se hace lo que yo diga” o “aquí mando yo”, no sirven de nada, sólo generan sentimientos negativos, distancia y desconfianza.

9. RESPIRA HONDO Y PIÉNSATELO DOS VECES.

No pongas normas, sanciones o intervengas en un conflicto si estás cansado o furioso. Puedes tomar decisiones erróneas o poco efectivas. No pongas sanciones poco realistas que no podrán cumplirse, desproporcionadas o demasiado difíciles de alcanzar o mantener.

10. QUIÉRETE Y CUÍDATE TÚ TAMBIÉN.


Busca espacios para ti, para disfrutar y relajar te con algo que te guste. Ejercer una parentalidad positiva requiere mucho esfuerzo y generosidad. Tu hijo o hija necesita que seas feliz y estés en forma.


Comentarios