Son muchísimas las veces que en nuestras conversaciones incluimos las palabras ESTRÉS o ANSIEDAD, estamos muy familiarizados con ellas pero ¿sabemos realmente qué es?, ¿tienen ambas el mismo significado?. Durante este artículo vamos a conocer su definición y algunos aspectos básicos ya que la mejor manera de hacer frente a algo es conocerlo y trabajar a partir de ahí.

Muchas veces los términos ESTRÉS y ANSIEDAD suelen confundirse y usarse como sinóminos ya que tienen mucho en común pero hay algunos matices que los diferencian. Ambos ocurren cuando percibimos un acontecimiento como desbordante o amenazante.

Si percibimos que las exigencias de fuera (por ejemplo: sobrecarga de trabajo) es superior a nuestros recursos para afrontar esa sobrecarga aparecerá el estrés. Su función es movilizarnos para pasar a la acción y esto hace que obtengamos mejores resultados que si no tuviéramos nada de estrés (por ejemplo ante un examen, a la hora de organizar nuestras rutinas diarias tendremos mejores resultados con un nivel óptimo de estrés). Imagina por un momento esas mañanas de lunes donde hay que preparar los niños para el cole, ir a trabajar o trabajar en las tareas de casa, imagina qué ocurriría si tuvieramos un nivel de estrés 0: nadie llegaría a tiempo a sus quehaceres. Por tanto el estrés dentro de unos valores se considera positivo. El problema surge cuando supera unos límites o se cronifica en el tiempo.

La ansiedad es una respuesta de alarma para poder huir de una amenaza (real o percibida). Esta supuesta amenaza responde más a una anticipación del problema que al problema en sí mismo (la ansiedad aparece mucho antes que la situación de peligro). Es la mente yendo más rápido que la vida, imagina que tus pensamientos van en metro mientras la vida va caminando. Eso sería ansiedad.

                                          


El origen de la ansiedad es de carácter interno (mis pensamientos, mis interpretaciones de los hechos, mi angustia ante un futuro incierto...). La emoción que predomina es muy clara: el miedo, a una amenaza que no está y que quizá pueda aparecer. Aunque el elemento estresor desaparezca o no aparezca nunca se sigue desarrollando respuestas de ansiedad ya que, como decimos, tiene más que ver con factores internos que con lo que realmente ocurre, lo que hará que se mantenga y alargue en el tiempo si no ponemos freno.

Sin embargo, la respuesta de estrés tiene un origen externo, un acontecimiento desbordante que ocurre en mi vida (agradable o desagradable). Los indicadores que predominan son: frustración, tristeza, irritación, ira. Una vez ha terminado la situación desbordante el estrés desaparece o disminuye, a diferencia de la ansiedad que se mantiene.

¿Cuánto supone sostener un vaso de agua en tus manos? ¿Pesa mucho el de la imagen?
Todos diremos que no, un vaso de agua puedo sostenerlo en mis manos, no es un peso excesivo. Pero...¿y si estuviéramos un tiempo muy prolongado con él en las manos? ¿cuánto pesaría después de  horas sin descanso? Probablemente, la fuerza de tus manos se agotaría, aparecería la fatiga muscular y se rompería en el suelo.

Esto es justo lo que ocurre con el estrés crónico. Por eso es fundamental recurrir a técnicas o actividades que me permitan soltar peso y resetear mis sistema.

Los síntomas de estrés más recurrentes son:

SÍNTOMAS COGNITIVOS / EMOCIONALES
- Déficit de memoria.
- Dificultades para concentrarse.
- Dificultad en la toma de decisiones.
- Ansiedad.
- Mal humor, irritabilidad o mal genio.
- Agitación.
- Incapacidad para relajarse.
- Sentirse abrumado, confusión.


SÍNTOMAS FÍSICOS / CONDUCTUALES
- Tensión muscular (mandíbula, cuello, espalda...).
- Dolor recurrente (cabeza, estómago, articulaciones...).
- Diarrea o estreñimiento.
- Merma del sistema inmunológico.
- Cansancio excesivo, fatiga persistente.
- Insomnio o somnolencia (dormir poco suele ser más común).
- Variaciones de peso inusuales.
- Naúseas, mareos.
- Taquicardia.
- Pérdida del deseo sexual.
- Aislamiento social.
- Aumento de conductas compulsivas (morderse las uñas, alimentación, alcohol, tabaco, compras...).


No es fácil distinguir cuáles son nuestros límites, dónde está ese punto en el que el estrés pasa de ser algo positivo a patológico. Sobre todo porque la sociedad actual no fomenta un estilo de vida en el que se pueda detectar esos síntomas de estrés, al revés, se normaliza. Andamos todo el día corriendo de aquí para allá, estamos acostumbrados a hacer varias cosas a la vez para así poder llegar a "todo". Por eso hay que establecer una especie de semáforo del estrés, recuerda que antes de que la cuerda se rompa se estira mucho y que antes de pasar al color rojo, el semáforo está en ámbar, que ya indica que algo va a pasar y que no podemos seguir corriendo de manera automática, hay que echar el freno para asegurar la calidad de vida.

Mismo suceso, diferentes expresiones de estrés.

Es curioso ver cómo cada uno interpreta los hechos a los que nos enfrentamos cada día de maneras muy distintas, cada uno de nosotros tiene unas gafas con una graduación diferente según su experiencia, educación, etc. con las que vemos la realidad. Ante sucesos iguales las personas reaccionamos en función de la interpretación que hagamos y el significado que le demos. Así ante un ascenso en el trabajo puedes vivirlo como una responsabilidad que te abruma o como una gran oportunidad, ambas estresantes pero con enfoques bien distintos.

Entonces, ¿de qué depende que aparezca estrés disfuncional?
- Principalmente de la forma de percibir el suceso así como mi capacidad para abordarlo.
- Estrategias de afrontamiento (buscar soluciones, pedir ayuda, negarlo, aplazarlo...).
- Características personales, mis propios rasgos de personalidad.
- Apoyo social.

Algunas ideas falsas sobre el estrés.

-  El estrés viene determinado por la situación y la persona simplemente lo padece o se ve abocada a él.
- Hay determinados acontecimientos o situaciones que son estresantes, siempre y para todas las personas.
- Las situaciones que producen estrés son  siempre de carácter negativo.
- Estrés y ansiedad es lo mismo.
- No son compatibles el estrés y la depresión.
- Es imposible que ante un trabajo rutinario y de poca exigencia la persona pueda sentirse estresado.
- Sin síntomas no hay estrés.
- Las técnicas más populares son las mejores para reducirlo (cada uno encontrará la que sea mejor para él).
- El estrés siempre es negativo.
- Se manifiesta en todos del mismo modo.
- El estrés afecta sólo a los adultos.


Después de conocer estos aspectos básicos sobre el estrés vamos a pasar a explicar técnicas que puedes practicar en casa para disminuir su impacto. Pero antes unas preguntas:

¿Cuánto tiempo dedicas a tu descanso físico? La media de horas que cada uno dedica a dormir varía entre 6 y 8 h.

¿Y cuánto tiempo dedicas a tu descanso mental? Tómate tu tiempo y responde antes de continuar leyendo, es importante. ¿Eras consciente de lo desproporcionado que está el tiempo dedicado a la recuperación de la fatiga física y la mental? Si en tu rutina diaria no incluyes alguna práctica que te permita soltar tu carga mental te propongo que comiences a partir de esta semana.

Algunas opciones fáciles de practicar son:
- Un masaje relajante sobre cualquier parte del cuerpo: la clave está en una presión moderada y un ritmo lento y repetido que induzca  a la calma. Podemos acompañarlo de aceites con aromas agradables y música relajante. También podemos dar el masaje con una pelota de plástico, haciendo movimientos circulares y recorriendo con ellos todo el cuerpo. Recuerda que si hay alguna patología debes consultar con tu fisioterapeuta antes de practicarlo para que te haga las recomendaciones oportunas.

- Ejercicio: muchas personas se sienten incómodas en la práctica de actividades de relajación, en silencio, calmadas y atendiendo a su respiración es probable hasta que sientan el efecto contrario al que buscamos. Es algo normal y pasajero debido a la falta de práctica y a que nuestro cerebro está constantemente recibiendo estimulación exterior (luz, sonidos e imágenes constantes...). Una práctica dinámica que también contribuye a la relajación es el deporte, ya que si es de intensidad moderada contribuye a disminuir el cortisol (hormona que se libera como respuesta al estrés) y aumentar los niveles de serotonina (llamada hormona de la felicidad).

- Bote de la calma: es un técnica diseñada para los niños que gusta mucho a los mayores aquí tienes el enlace para realizarla.

- La regla de las "3 eses" ofrece una sencilla pero valiosa lección. Según esta propuesta, en la vida hay que aprender a dejar ir porque al soltar damos paso a nuestro propio potencial. Tras ello, hay que sonreír, permitiéndonos de este modo conectar con nuestro interior para generar optimismo y confianza. Más tarde hay que sentir el instante y abrirnos a todo aquello que está por llegar.


 Para finalizar un dato curioso. Se realizó un   estudio cuyo objetivo era saber cuál sería la   canción más relajante del mundo, aquella con   inmenso potencial para apaciguar la mente y   liberarnos de la ansiedad y el estrés cotidiano.   Para ello, los participantes trataron de resolver     acertijos estresantes y puzzles de alta dificultad     mientras escuchaban música de fondo.

La canción ganadora fue   "Weightless" de Marconi Union. Este tema resulta hasta un 11% más relajante que otras canciones candidatas. La pieza dura 8 minutos y durante este tiempo los niveles de estrés y ansiedad descendieron un 65% mientras se realizaba la prueba.


Aunque iremos dedicando varios artículos a relajación y control del estrés, si quieres profundizar de manera individual ponte en contacto a través del teléfono: 686 751 551.


Nieves García
Psicóloga Parentalidad Positiva y Diversidad - ASPACE JAÉN













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