ACTIVIDADES BÁSICAS DE EDUCACIÓN EMOCIONAL INFANTIL

Hoy vamos a proponer algunas actividades fáciles de realizar en casa para fomentar el desarrollo de la inteligencia emocional en los niños. Actualmente  disponemos de toda aquella información que queramos consultar, sin embargo, muchas veces nos sentimos desbordados por la misma  y nos cuesta ponerla en práctica ya que es una difícil tarea elegir la más indicada, por eso me gustaría sintetizarla en aquellos ejercicios de más éxito  con los que puedes partir. 
El aprendizaje emocional es constante en nuestro día a día y cualquier situación cotidiana tiene un gran potencial para sacarle partido. 


- Elaborad un diccionario emocional propio, acorde a la edad de tu hijo y con sus propias palabras y descripciones. Éste estará en constante crecimiento y será un documento vivo que irá cambiando, completándose y aumentando conforme tus hijos vayan creciendo.
Muchos de estos emocionarios podemos complementarlos con fotografías o dibujitos realizados por ellos mismos, incluso pequeñas historias o cuentos inventados relacionados con la emoción en sí.

- "Yo soy tú".  Haz tarjetas que hagan mención a algunos rasgos típicos y particulares de las personas como, por ejemplo: color favorito, mejor amigo, asignatura favorita, lo que se te da bien, lo que no, qué te gusta hacer en el tiempo libre, qué no te gusta, qué te enfada, qué te da miedo... El objetivo es fomentar la empatía, por ello lo rellenaremos como si fuéramos algún hermano, compañero de clase o incluso mamá o papá. Nos pondremos en su piel.

- Rueda de opciones. ¡¡Nos encantan las ruedas!! Y esta es otra oportunidad para utilizarla. Se trata de proponer algunas alternativas conductuales a las que habitualmente desarrolla el niño. Lo más interesante es que se puede utilizar para cualquier emoción, las alternativas debe desarrollarlas el niño o la niña, sólo le ayudaremos si es necesario pero las opciones las planteará nuestro hijo/a y las plasmará en la rueda con sus dibujitos, pegatinas, etc.
Pongamos un ejemplo: si cuando se enfada suele llorar o pegar haremos la rueda para esas ocasiones. Es importante que elijamos un momento de calma con predisposición a colaborar y que el diseño de la rueda sea parte de un juego más. Cuando se presente la conducta de llorar o pegar le diremos que saque su rueda y la haga girar para ver qué alternativa al llanto o a la agresividad "toca" llevar a cabo. Después preguntaremos cómo se ha sentido y poco a poco invitaremos a que saque su rueda antes de "explotar".


- Bingo de las emociones. Juego bien conocido por todos, divertido y entretenido. En este caso elaboraremos nuestro propio cartón para jugar de manera que en vez de números aparezcan distintas expresiones emocionales. Para ello puedes utilizar emoticonos, imprimir dibujos o descargarlo a través de páginas como ésta. Para hacerlo más completo se puede premiar a quién represente la emoción con mímica, cuente un hecho personal relacionado con la emoción que ha salido en su cartón o cualquier otra variación que se te pueda ocurrir.

- Ampliar el vocabulario. No es la primera vez que insistimos en la necesidad de responder más allá de un  SÍ / NO /  BIEN / REGULAR / TIRANDO. Para ello te dejamos un enlace donde podrás preguntar "¿cómo ha ido el día?" de 25 maneras diferentes. Está orientado al ámbito educativo pero ya sabéis que todo se puede retocar a nuestra manera y hacerlo propio para que nos sea más útil en función de las circunstancias.

- Los laberintos de la calma o de la meditación dan tiempo a que nos relajemos y disminuya la frustración experimentada por los niños en una situación en concreto. Se trata de llegar desde el inicio del laberinto hasta el corazón, en ese proceso daremos indicaciones para una respiración profunda. Aquí tienes algunos ejemplos.

- Practicar el error como oportunidad de aprendizaje. Cuando crecemos y echamos la vista atrás todos sabemos que los errores son oportunidades de aprendizaje valiosísimas, sin embargo a temprana edad el error es una fuente de frustración para cualquier niña/o. Por ello debemos ocuparnos de cambiar esta concepción lo antes posible dando ejemplo sobre cómo gestionamos nosotros nuestros propios errores y permitiendo que ellos viva sus propias experiencias de equivocación y sus consecuencias brindándoles la oportunidad de aprender después de lo acontecido. "Me equivoco, luego aprendo".





Nieves García
Psicóloga Parentalidad Positiva y Diversidad - ASPACE JAÉN


























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