VITALIDAD PSICOLÓGICA

Queridas familias, hoy traemos un tema que consideramos esencial abordarlo y sobre el cuál queremos profundizar. Se trata del concepto de vitalidad aplicado al campo psicológico y, sin duda, fundamental como habilidad parental, tanto la vitalidad física como la psicológica.
La vitalidad hace referencia al sentimiento de sentirse vivo, con un nivel alto de energía y entusiasmo por lo que haces. La definición de la RAE es: actividad, dinamismo, vigor o  energía para vivir y desarrollarse.

Hay que matizar que no se trata de estar lleno de energía, sin más, sino que nos referimos a la energía experimentada de forma positiva, capaz de impregnar y contagiar ese positivismo a todo el que esté alrededor. 

A nivel psicológico, la vitalidad es señal de ausencia de tensión, disonancia, conflicto, lucha, tensión, estrés, trastornos de salud mental y signo de bienestar y plenitud. En ese sentido podríamos afirmar que quien tiene un alto grado de vitalidad psicológica es debido a la ausencia de problemas, sin embargo eso muy rara vez ocurre. Está más relacionado con una manera saludable de afrontar y gestionar tus problemas que con la ausencia de los mismos.

Así llegamos a la conclusión de que el preciado tesoro de la vitalidad psicológica se fomenta a través de nuestro sistema cognitivo, emocional, de creencias... En definitiva, la clave está en nuestra manera de "surfear las olas de la vida", según la percibamos y la afrontemos quedaremos exhaustos o tendremos la adrenalina y el vigor de un deportista que pide más y más.



Te animo a detectar dos situaciones muy distintas entre sí:
  • 1).- La primera de ellas sería una escena, etapa de la vida o aquellas personas con las que hayas sentido que tu vitalidad se consume y agota. 

  • 2).- Ahora te pido que identifiques aquellas personas, actividades o momentos en tu vida en los cuales te hayas sentido inundado de vitalidad. 

Tómate tu tiempo, una vez que las tengas identificadas obsérvate en  cada una de ellas como si fueras un espectador que lo ve todo desde fuera y responde a las siguientes preguntas:
  • ¿Cómo te expresas?
  • ¿Qué aspecto tienes?
  • ¿Qué emoción sientes? ¿dónde la sientes?
  • ¿Cómo te mueves y desenvuelves?
  • ¿Cuáles son tus pensamientos principales?

Responde a las preguntas con cada una de las dos situaciones anteriores de manera que puedas detectar las entradas y las fugas de energía y vitalidad. Cuáles son aquellas situaciones, actividades o personas que te recargan la batería y cuáles aquellas que te la gastan. Es posible que decidas de manera consciente  y voluntaria entrar en algunos escenarios o dedicar tiempo a personas que sabes que harán lo posible por reducir tu vitalidad, lo único que necesitas es compensar o poner una protección "extra" a ese encuentro, de manera que amortigüe su impacto.

Este ejercicio te servirá para detectar eficazmente cuándo es necesario utilizar esa protección y decidir qué actividades pones en tu vida que te recargan y suman vitalidad o, por el contrario, cuáles decides hacer a costa de tu vitalidad psicológica. En este último caso sería conveniente elaborar un plan previo para compensar y atenuar sus efectos.


Nieves García
Psicóloga Parentalidad Positiva y Diversidad - ASPACE JAÉN








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